viernes, 5 de noviembre de 2010

Inundación del Museo de Ciencias Naturales.


Título: Inundación del Museo de Ciencias Naturales.
Medidas: 60 cm x 80 cm
Técnica: grabado en linóleo.
Autor: BB
Anotaciones para una Teoría del Museo:
Una de las habituales estrategias de los hombres para sobrevivir, es creer que aquello que hacen fatigosamente durante su vida para preservar su memoria, se va a preservar efectivamente. Es por eso que nunca aparece como hipótesis la desaparición de nuestro objeto de estudios: el Museo. Lugar donde la vida persiste en los objetos de Estudio y de Arte. En cambio, en este grabado de hace por lo menos 16 años del Pequeño Profesor, se representa esta posibilidad para el Museo de Ciencias Naturales:
“Llegado un nuevo “Diluvio Universal” al descongelarse la Antártida Nacional Argentina producto de la calor infartante, las aguas negras, podridas, envenenadas, apestosas y calientes, llegan al Museo de Ciencias Naturales que, por causas naturales, desaparecerá bajo las aguas. La furia del líquido elemento seguramente desordenará los huesos de los dinosaurios, los cuales debieron esperar: que apareciera el Hombre primero, que se hiciera diestro y se pusiera a estudiar, que se
le ocurriera juntar huesos grandotes, que se diera cuenta de muchas cosas más, que tuviera recursos públicos para destinar a esos asuntos de huesos, que armara más o menos los esqueletos enteros, para ser, por fin, recordados con amor, con temor y simpatía por los niños. Las aguas, además de mezclar todos los huesos de los dinosaurios, agregará a ese osario común, los huesos de todos los hombres que había a su alrededor; así que es probable, que después de este Diluvio en el lejano futuro, si a un ser nuevo se le ocurriera ordenar los huesos de nuevo, puede pensar con buen criterio, que los hombres eran unas pequeñas bestias sabrosas, que constituían la principal dieta de los simpáticos dinosaurios. Y como en el Museo de
Ciencias Naturales, al ser una necrópolis argumentativa, hay huesos de muchos animales, tal vez los seres nuevos, al no distinguir bien, nos pueden atribuir las calaveras de los cuadrúpedos del Zoo que queda enfrente y nos pondrán los cuernos entonces, o nos pueden embutir en la rodilla las patas del ñandú y hasta es posible que mezclen los huesos de los indios manzaneros, con los garcas que reposan en el
cementerio y que los trataban de negros de mierda. Fíjese Usted Don, ¿y qué dirían ahora, que están todos blanquitos y bien mezcladitos? En el ángulo inferior izquierdo se ve a un típico irresponsable y lascivo personaje, que aprovecha los últimos momentos de vida para penetrar a una Bella Donna, mientras baja las escaleras a todo correr (tal vez sea el fantasma del Indio penetrando a la hija de
Pascacio). A su vez y en medio de las aguas, el Director del Museiom, agita los brazos pidiendo una ayuda que no llegará.”
Análisis: bb