martes, 17 de agosto de 2010

La mímesis.


La Mímesis
Mímesis en griego significa representación, no significa copia fiel del objeto a representar. El hombre representa la realidad de una forma especial, para que esa realidad sea percibida, obra mediante, por sus semejantes. Sin ese vínculo comunicacional el objeto no concita atención. Lo curioso es que ese objeto si conforma un Canon, o sea un paradigma formal de armonía básica tomando como umbral el sistema perceptivo del Hombre, sigue llamando la atención incluso si la obra encarna un Dogma negado por el espectador o gustador. Hay miles de ejemplos, estesería uno:Una Madonna de Rafael que representa a la Virgen con el niño puede
ser disfrutada por un agnóstico, un musulmán o un judío.
La Mímesis ha sido anatematizada por la vanguardia, debido a que el estilo
personalísimo de cada artista no podía ser replicado dentro de la lógica de originalidad que el paradigma de la vanguardia proponía. La copia mimética como sistema de transferencia de conocimientos artísticos se utilizó en toda la historia del Arte, en todas las culturas y se usa actualmente en algunas artes como la música, en la que, sin la repetición incansable de los gestos y operaciones manuales, ningún instrumentista aprendería a tocar nada. También ocurre en la Danza.
La Clase sacerdotal en su versión profesoral anatematizó el método mimético de enseñanza de las artes visuales, o sea aquellas artes más comprometidas con la mímesis, y a estos señores les quiero exponer el método “Fragó” para la enseñanza de las Artes Visuales: Fragó, método que recuerda el apodo del exquisito y libertino
pintor rococó francés llamado Jean-Honoré Fragonard.
Parece que Fragó daba clases carísimas, que consistían en que él recibía por la mañana a sus alumnos, les cobraba la clase carísima y les ponía delante un pequeño cuadro suyo que representaba una ninfa, ordenaba a su asistente que los dejara copiar sin acercarse al cuadro, y se iba a pasar el día con las putas que gustaba frecuentar, pagándoles gracias a las clases carísimas que impartía. Aprovechaba y de paso le pagaba un suplemento a la puta para pintar un cuadro de ninfas. A la
tarde, ya repuesto de la borrachera, volvía al Taller y le firmaba con su nombre al alumno que mejor ejercía la copia mimética al duplicar el Modelo. Al que mejor copiaba la ninfa. A los demás nada. Ustedes dirán que lo relatado es una estafa, un delito, que Fragó era un falsario, un traficante de ninfas, y bien, es verdad, Fragó y todos los artistas somos unos falsarios, porque lo que representamos no existe.
De alguna forma generamos un falso verdadero o un verdadero falso, el cual no hay duda que es falso, pero es verdadero para nosotros y los demás devotos del Dogma o adictos al Canon que lo encarna. Después de todo uno puede disfrutar un Buda
sin ser Budista. La ninfa de Fragó dormía todavía la borrachera ya saciada su sed de alcohol, sexo y dinero debido a clases carísimas,la ninfa que copiaba el ganador no existía, la que había pintado Frago y dejaba como modelo tampoco y la que pintaba luego de hacer el amor,tampoco y la que seguramente volvía a pintar el alumno antes de vender la segunda tampoco. Al día siguiente todo recomenzaba con el nuevo cuadro de putas o de ninfas, ya no recuerdo. Es más, estoy en condiciones de asegurarles que las ninfas no existen, solo existen las putas y las demás, como mi esposa, mis hermanas, mi madre y mi hija. Las decentes, digo, no esas ninfas desnudas y borrachas. De lo que no tengo dudas es de que ese alumno ganador aprendió en
ese único día de clases, más que nunca en toda su vida. Puso a trabajar todo lo suyo para apropiarse de la ninfa del otro y salir a venderla como si no fuera la propia sino la del otro, la cual se iba a dormir con su creador todas las tardes gracias a las clases carísimas que daba a esos aprendices de falsarios, esos estudiantes de Arte, traficantes de ninfas, duplicadores del modelo, que, al dejar de ser Uno,
da lugar al inicio de una serie que puede nunca acabar y afectar su valor de cambio. Es gracias a Fragó que muchas colecciones y Museos del Viejo y del Nuevo Mundo, tienen entre sus tesoros deliciosas ninfas de Fragonard. Los buenos copistas son válidos interpretes del Verbo. Claro el Profesor tiene que tener el valor probado sino es así, esta clase no se puede dar. Fragó hacía lo mismo que Picasso
quién declaró que cuando le traían un falso para certificar y le gustaba lo daba por bueno, lo coleccionaba para su serie. Son todos unos falsarios los artistas.
Análisis: bb