jueves, 26 de agosto de 2010

El Zapato del Sumo. Zapato macho.



Zapato Macho
El Zapato del Sumo.
Diseño a partir de una miniatura de porcelana representando una botita de montar de Luis XIII. Aquél Rey que creara la Academia de Francia, de la cual deriva la que padecemos nosotros. Se contempla la realización de un objeto cenicero o Chopp de cerveza inspirados en la misma, para hacernos de unos pesos y para disfrute de la muchachada drogadicta.
La Moda y el Museiom.
La Moda envejece y muere con el Hombre, es su compañera de viaje. Es el influjo inmediato de la estética invadiendo el más allá sin ninguna , salvo la estética natural o la casual. La Moda rechaza lo casual, rechaza la casualidad y se impone
como causalidad de una estética invasiva. La Moda es el pulso y la floración de la sensibilidad feliz. La Moda incluye y protege. La Moda madre es la suma de todas las efímeras temporadas donde lucíamos orgullosos el disfraz de enamorar al otro. La Moda se pegotea al Hombre y al Lugar del Hombre, donde él no está no hay Moda. La Moda excita el genital y asfixia, al quitar el aire mostrando la carne ceñida por ella. A veces la Moda muestra el sexo, a veces lo esconde y a veces lo confunde. Al niño hasta el reciente pasado la Moda lo vestía de adulto y hoy viste al adulto de niño. La Moda cambia porque está en acelerado movimiento delante del tiempo del Arte. Todos estamos en el Tiempo. Pero la Moda viaja en tren, el Hombre en bicicleta y el Arte a pie, son tiempos distintos, cuanto más rápidos más efímeros. La Moda brilla donde el Hombre la necesita y al saltar de la mano del diseño de objeto en objeto se derrama gozosa. La Moda no me entra por eso de la panza, ¿viste?. Y no me sale por eso de las orejas, ¿viste?. Y me incomoda por eso de las nalgas, ¿viste?. Pero la verdad es como dicen: la Moda es una modalidad que no incomoda, por eso de gustarte, ¿viste?. La Moda y el Arte se ven en secreto y se copian disimulando, ella se desenvuelve, se evapora, goza, flota, produce asombro, convoca la risa y el sarcasmo, fascina, enoja, enamora y desaparece. En cambio el Arte se concentra, crece para adentro, aumenta su densidad simbólica, adquiere rigidez y se prepara a seguir brillando más allá del Dogma que encarna y del Canon que lo conforma. La última Moda es el Ego todo florecido, el Super Yo rutilante de brillantina, la autoestima besuqueando al anónimo gentío. La última Moda es lápida de la anterior. El cementerio de la Moda trabaja día y noche, porque la Moda fenece de manera caprichosa, fenece a nuestro antojo al llegar el empalagoso hartazgo.
Análisis: bb