sábado, 13 de noviembre de 2010

El cacique Orkeke. Destierro.



Foto de parte de la Tribu del Cacique Orkeke, varios niños y hombres lucen los sombreros de fieltro regalados para que posaran para Don Carlo Spegazzini. Otros lucen las frazadas con trama escocesa mientras el Cacique posa en Quiyango. Obsérvese la mirada fulera de los indios y especialmente la bronca de la esposa
del Cacique que aparece sentada al lado del mismo.

El dibujo plantea la posibilidad de que el Cacique Orkeke fuera en realidad un
“hombre de paja”, o sea un hombre puesto por el verdadero cacique, quién aparece
en la acuarela disimulando en un segundo plano, pero concentrando todo el color.
Acuarela y lápiz.
Autor: BB
Anotaciones para una Teoría del Museo.
El Museiom en sus distintas operaciones de búsqueda, análisis, recolección y coleccionismo, recurre a los objetos inanimados, sean artísticos o sean reales, para retener aquello que la especie necesita tener en su memoria ya sea activa o pasiva. El caso de la tribu del cacique es paradigmática, la fuente es como siempre
la Iconografía Aborigen de Milcíades Vignati. La tribu es coleccionada, queda prisionera dentro del relato del Museiom mediante la serie fotográfica del Commendatore nonché insigne Cavaliere del Nòbile Fotográfico Lavoro Profesore
Carlo Spegazzini. Es coleccionada al ser transformada en una imagen inanimada compatible con los otros objetos del Museiom. En general retoco en el plano del estilo a los textos científicos, pero en este caso el relato anónimo, rescatado por los investigadores, tiene tanta poesía que lo repito textual; corresponde al momento
en que la tribu parte al destierro para siempre, dejando la Patagonia al abordar el vapor Villarino en viaje a Buenos Aires en julio de 1883:
“La media lengua ingenua y tropezadora de un testigo presencial narra la impresión causada a los primeros civiles que vieron la llegada de la prisionera tribu de
Olkeke (Ólkelkkènk): “Luego se vio bajar por las alturas y montañas a cuyo respaldo están las ruinas, una multitud de indios que venían a caballo cantando
o rezando en alta voz, de un modo particular por la monotonía de la música y
extrañeza del lenguaje. Eran 17 varones y 37 más entre mujeres y niños, indios que componían la parcialidad del cacique Olkeke y que tenían levantados siete toldos a 15
leguas de Deseado. Algunos venían con las caras pintadas en fajas, que corrían sobre las cejas y formaban un óvalo bajando por los carrillos hasta terminar en el mentón. Llamaron desde luego mi atención la uniformidad del traje, la resignación que todos manifestaban, el semblante de bondad en los varones, cierta altanería en las mujeres,
y sobre todo, el canto monótono y plañidero de la multitud que repetía:
LE QUENEQUE YAQUE DE YA; LE YU, LE YU, QUELELÓ.
Canto triste que repitieron al despedirse de aquellas costas, y que me conmovió hasta el extremo de verter lágrimas de conmiseración, trayéndome a la memoria el recuerdo de los Israelitas cuando marchaban al cautiverio” (Larrain, Viajes en el Villarino). El Diario La Nación de agosto de 1883, dice del traje de los indios al subir al bajar del barco en la Boca: “ Los indios visten ropas mugrientas o la carne viva, y encima llevan inmensos quillangos( cueros de guanaco cosidos entre sí),
inmundos, vuelto el pelo para adentro, y la cabeza atada con vinchas groseras. Despiden sus cuerpos, en cuya piel apenas deja libre la mugre que los cubre diminutos
espacios, olores tan acres. Que tapadas las narices y la boca con el pañuelo empapado en agua de Colonia, era todavía difícil permanecer más de cinco minutos en las bodegas del Villarino, en las que vienen respectivamente acondicionados los hombres y las mujeres”. En la foto que ahora estudiamos podemos ver que, el único que sigue vestido con quillango es el Cacique Orkeke, muchos llevan mantas escocesas y sombreros de fieltro varios niños, al cambiarles el vestuario se los va incorporando por similitud con las clases bajas. Desaparece el uniforme de Indio y aparece el de Gaucho, Orillero o China, vestuarios necesarios para actuar en el Teatro Republicano, finisecular y periférico.
Análisis: bb