miércoles, 4 de agosto de 2010

Tucán de Museiom


Tucán de Museiom
Pintura alla Prima
sobre placa de yeso.
Medidas: las de la Hoja Nro: 3
de la Carpeta Rivadavia.
Autor: BB
Apuntes para una Teoría del Museo:
El Museo del Louvre y del Bicho también.
El Museo del Louvre albergó artistas y los dotó de talleres y artesanos a cargo desde temprano, fue Enrique IV quién les otorgó alojamiento y talleres en el Palacio en 1608. Además de eso se les empezó a otorgar pensiones anuales en libras y todos estos fastuosos acaudalados hicieron de asesores desde lo artístico para cualquier emprendimiento, conservadores (Concierge: conserje) de las colecciones reales, Jurados de concursos de precios para las grandes obras artísticas del Monarca, cobrando las eternas comisiones por izquierda, Jurados en los Salones anuales donde se mostraba en realidad el trabajo de toda la Corporación, fueran los privilegiados o los ninguneados, los cuales con el tiempo terminarán con esta dictadura de la Academia. Porque la Academia era en realidad el organismo de control del Grand Goùt.
Los artistas rentados y alojados por el Rey eran destinatarios de encargos
personales de toda la Corte, además de los encargos del Monarca, Corte que a su vez replicaba en realidad el Grand Goût del Monarca. El ojo Real ve y a través de él, ve también el Artista lo que debe pintar para que el ojo real siga viendo, como dice aquél poema del Pequeño Profesor, poema que trata de de España en una época, la Barroca, donde el estilo cortesano era internacional:
Don Velázquez y el ojo Real.
-Velázquez pinta al Rey. Lo pinta a Él y a todo lo que su ojo ve y ama. Pinta a su mujer, a sus meninas, sus infantes, sus conquistas militares, sus bufones y pinta también a sus perros. Pinta al Rey solamente, pintando todo lo que el ojo Real ve y ama.
-Velázquez pinta al Único que lo deja pintar y vivir holgadamente. Al único en esos tiempos, que podía igualar la destreza de pincel con la destreza de espada.
-Velázquez pinta todo lo que el ojo del Rey señala como digno de la destreza de pincel, que es lo mismo que la destreza de espada defendería si se lo señalaran.
- El ojo del Rey señala lo por Él ya visto para volver a verlo, y para que todos los ojos posteriores sepan lo que Él veía al verlo pintado.
-Velázquez pinta sin ver; y de esa forma su destreza ciega se vuelve más precisa. No necesita Velázquez ver lo ya visto, sólo debe recordarlo con su pincel.
- Nosotros no vemos ni a Velázquez ni al Rey. Vemos el recuerdo de lo que Velázquez no vio nunca. Vemos lo visto por el ojo del Rey. Vemos desde el ojo Real.
- Desde el ojo Real la serenidad es soberana. Nuestra obediencia hacia todo lo visto se calma, quedando sólo lo visto por el ojo Real que ve amando. Lo que hemos visto odiando no fue pintado por Velázquez.
-Volver a ver lo amado por el ojo Real, es no ver lo que hemos visto odiando. En ese momento, de todo lo por nosotros visto solamente lo amado es soberano.
- Tal vez el ver lo amado y luego recordado con destreza, sea la forma de lograr la serenidad, para seguir recordando todo lo que hemos visto odiando, mientras vivíamos con destreza, amando.
Alfredo Benavidez Bedoya.